Fuimos hechos de forma estratégica para movernos, la prueba que no somos un cuerpo rígido, si no todo lo contrario flexible. Unido por coyunturas llamadas articulaciones que permiten al esquema óseo y muscular, moverse.
En nuestro tiempo la hipoactividad física y por ende, la inmovilidad corporal no solo causa problemas articulares, metabólicos, sino que también promueve un estado de pasividad que debilita el sistema nervioso y verdaderamente nos oxida.
No es otra cosa que la apatía por realizar cualquier cosa que demande un gasto energético. A veces no nos explicamos porque tanta flojera o renuncia a actividades mínimas de movimiento. Pues, seguirá ocurriendo mientras se destine más tiempo para habituar al cuerpo a no realizar nada.
Difícil será mover la voluntad del cuerpo por oxidarse. No nos extrañe que en algún momento ese cuerpo rígido nos quiebre la salud.
La salud es por tanto movimiento. Bailar, caminar, trepar, rodar, ir de compras, hacer deporte, visitar museos, tejer, hacer artesanías, entre cientos de actividades que mantienen al cerebro y al cuerpo en actividad, en movimiento.
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