La tercera es la vencida, eso dice el dicho. Peroen la cámara de diputados del Estado de Colima, no ha sido así con el tema deregular el uso de la bicicleta.
A principios del 2011 un diputado del PRDpresentó una iniciativa que no fue aceptada; posterior, a finales del 2011entusiastas ciudadanos, ciclistas, activistas y académicos, adaptamos la Leydel Estado de Querétaro y presentamos un proyecto para iniciativa de Ley, larecibieron dos diputados del partido tricolor en representación de laLegislatura, hasta fotografía hubo y al final quedó en supuesto exhorto a losmunicipios. A mediados de abril del año en curso, nuevamente se retomó la propuesta ciudadanapero la presentó un diputado disidente desde la mirada gubernamental y de lasociedad política, por tanto, aunque fue expuesta fielmente, no progreso por elrecurrente veto de sus compañeros legisladores. Justo la semana pasada losrepresentantes del PRD y PAN subieron atribuna por cuarta ocasión con el mismo tema, su propuesta: legislar en lapromoción y regulación del uso de la bicicleta, pero nuevamente paso a comisiones.
Cuando veo estos hechos y revisó indicadores desalud, seguridad, de violencia, de medio ambiente, satisfacción gubernamental odesigualdad social, puedo entender que la clase política no tiene interés pormejorar la calidad de vida de los ciudadanos, no quiero pensar que sean neófitoso que la lógica sea destinar más recursos paliativos a estos grandes males, que arrancarlos deraíz y promover mediante el uso de la bicicleta la reducción paulatina de estaspatologías, como ocurre en países en desarrollo y de primer mundo.
Andar en bicicleta en la ciudad es la mejormanera de acercarnos a la cruda conducta, educación y barbarie citadina, a ladesigualdad social, al empoderamiento de un grupo económico; en otras palabras,nos permite percibir un colectivo –feliz, cruel, falso y pocas veces generoso- entodo su esplendor.
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