lunes, 23 de julio de 2012

Londres en la mira. Qué son realmente los Juegos Olímpicos?

Pierre de Coubertin jamás pensó en la trascendencia social, humanista y económica de lo que él llamaba los juegos de la juventud, ahora definidos por la marca Juegos Olímpicos. Para el Barón el Olimpismo era indisociable de la cultura, por lo que preconizó la educación de la inteligencia al mismo tiempo que la del cuerpo. Se acerca el romanticismo a mis dedos para teclear aquellos ideales tan firmes y añoradas esperanzas que Coubertin depositaba en este movimiento.
  -Para él, el Olimpismo "es la avidez por saborear la plenitud de una cultura que confiere sentido a la vida, al oponer a la natural debilidad del hombre la confianza en la grandeza de su destino".
- "En el mundo moderno, lleno de poderosas posibilidades que al mismo tiempo amenazan con peligrosas decadencias, el Olimpismo puede constituir una escuela de nobleza y pureza morales, tanto como de resistencia y energía físicas, a condición de que elevéis siempre vuestra idea del honor y del desinterés hasta la altura de vuestro vigor muscular".
 Por ello, no debe parecernos raro que si no somos asiduos al deporte, estemos contemplando horas el televisor para ver a los atletas olímpicos de cada temporada, la explicación es muy simple: vemos en esos hombres y mujeres que se debaten durante 15 días, adolescentes y jóvenes la oportunidad humana de esforzarnos y trabajar por una meta, que se consigue con disciplina, tenacidad, paciencia, respeto, perseverancia y con humildad.
 
Todos estos valores son el ingrediente perfecto del olimpismo, que hacen que nos autentificamos e identifiquemos con las transmisiones de televisión, los reportes gráficos y anecdóticos; a través de los Juegos Olímpicos, socializamos y competimos cada cuatro años (generación) para demostrarnos lo que humanamente es posible. No solo es el resultado, el record, la foto, la perfección física; va más allá.
 Cayuela (1997) menciona que el deporte es uno de los fenómenos más populares de nuestro tiempo. Es en él dónde se producen y expresan algunos de los grandes valores de la sociedad contemporánea. Dice Moragas (1992), que “las modernas historias sobre la bondad y la maldad, el éxito y el fracaso, la suerte y la desgracia, la victoria y la derrota, lo propio y lo ajeno, la identidad colectiva… encuentran en la narración deportiva sus expresiones más populares”.
 Si bien es cierto, el deporte interfiere plenamente en la vida cotidiana, influye en los procesos de socialización, determina una buena parte del tiempo libre y constituye un punto de referencia clave para los procesos de identificación social de mucha gente. En diversos países y de diversas maneras, los éxitos deportivos se convierten en auténticas demostraciones sociales, o incluso, en reivindicaciones populares (Moragas, 1992).
 Lo delicioso por tanto de cada época olímpica es la lectura a hipertexto que podamos hacer de cada movimiento y cada expresión corporal. Imaginen que es lo que representaba socialmente, que veía y que pensaba la aborigen australiana Katy Freeman al extender el ángulo de su zacada para acelerar su paso en la pista y prueba de los 400 metros para bañarse de oro en Sidney 2000. Que decir de los corredores africanos, los adelantos científicos de los alemanes y los estadounidenses, la vitalidad de los cubanos y brasileños, la incursión al movimiento olímpico de los pequeños países, nuestro México expresando lo que avanza con sus apuestas políticas en el deporte, en fin... larga la lista de elementos para mirar con otros ojos los JO.
 
La tarea es no perder de vista la estética física y la fortaleza mental de esos chic@s que dedican su vida a la representación de su generación y su contexto social. Tres semanas para observar el desarrollo humano, social, deportivo y tecnológico de cada país!! Veamos a las nuevas generaciones expresarse bajo la línea del movimiento
Les dejo el link directo a la mirada real del movimiento olímpico...  http://www.olympic.org/

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