lunes, 18 de junio de 2012

La ciudad y el movimiento

 

La ciudad y el movimiento (Gerzaín Manzo/Ciria Salazar)

Las ciudades suponen la ausencia de espacio físico entre las personas y las empresas. Representan la proximidad, la densidad de población y una forma de intimidad compartida. Constantemente los medios de comunicación, las redes sociales, acercan y aíslan a los seres humanos. La telefonía celular, el uso de los controles remotos, los utensilios electrodomésticos programables hacen que el ser humano extienda su cuerpo y lo llene de aditamentos.
Las ciudades nos permiten trabajar y jugar juntos, y su éxito depende de la demanda de contacto físico (Glaeser, 2011). En una mirada catastrófica podemos decir que la ciudad puede en grado extremo deshumanizar, vemos tanto, oímos tanto, se dice tanto, que en una gran ciudad casi no se oye, ni se ve, menos se vive. Otra visión sería que la ciudad es bondadosa con el enriquecimiento del conocimiento y la oferta laboral, aunque las desigualdades sociales sean terriblemente marcadas, al menos en las urbes capitalistas.
Las grandes vías son las arterias de las ciudades, su torrente sanguíneo está compuesto por un número cada vez más creciente de automóviles. Su uso resulta indispensable para recorrer las grandes distancias, desde los núcleos habitacionales hasta las locaciones laborales. Reconocemos hasta este momento cuatro elementos básicos para definir la vida del hombre citadino:
·         Una alteración del hábitat natural,
·         El fácil acceso de bienes y servicios,
·         El uso frecuente del automóvil y
·         El establecimiento del esquema centro-periferia para el funcionamiento de la organización citadina.
La probadita es parte de un texto que será publicado por una revista científica. En breve el link.

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